La Navidad y sus Tradiciones: Santa Claus
San Nicolás fue un santo que vivió la virtud de la generosidad
Por: Tere Fernández del Castillo | Fuente: Catholic.net
Este mes celebramos el Nacimiento de Jesús. Este acontecimiento está rodeado de costumbres y tradiciones. En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas mejor.
Santa Claus
La imagen de Santa Claus, el conocido viejecito regordete y sonriente que trae regalos a los niños buenos el día de Navidad, tuvo su origen en la historia de San Nicolás.
Nicolás nació en el año 350 d.C., en el pueblo Myra Turkí. Se le conoce como San Nicolás de Bari porque sus restos mortales descansan en Bari, Italia.
Heredó una gran fortuna que la destinó a ayudar a los necesitados. Nicolás era feliz ayudando a los demás, especialmente a los pobres y a los esclavos. Era bueno, generoso y tenía un gran sentido del humor. Fue sacerdote y más tarde, fue consagrado obispo.
En cierta ocasión, el jefe de la guardia romana de aquella época, llamado Marco, quería apoderarse de las hijas de un anciano, quien le debía dinero. Nicolás se enteró del problema y decidió ayudarlas. Tomó tres sacos llenos de oro y en la Noche de Navidad, en plena obscuridad, llegó hasta la casa y arrojó los sacos por la chimenea, salvando así a las muchachas.
Marco quería acabar con la fe cristiana, mandó quemar todas las iglesias y encarcelar a todos los cristianos que no renegaran de su fe. Así fue como Nicolás fue capturado y encarcelado. Cuando años después, el emperador romano, Constantino, se convirtió al cristianismo, mandó a liberar a todos los cristianos. Nicolás había envejecido mucho en prisión y cuando salió de la cárcel, tenía la barba crecida y blanca y llevaba sus ropajes rojos que lo distinguían como obispo. Los largos años de cárcel no lograron quitarle su bondad y su buen humor.
Los cristianos de Alemania tomaron la historia de los tres sacos de oro echados por la chimenea el día de Navidad y la imagen de Nicolás al salir de la cárcel, para entretejer la historia de Santa Claus, viejecito sonriente y gordinflón, vestido de rojo, que entra por la chimenea el día de Navidad para dejar regalos a los niños buenos.
El Nombre de Santa Claus viene de una degeneración paulatina del nombre de San Nicolás: Santo Nicklauss, Santo Nick, Santo Klauss, Santa Claus, Santa Clós.
Para darle un sentido cristiano a la tradición.
El ejemplo de San Nicolás nos enseña a ser generosos, a dar a los que no tienen con discreción, con un profundo amor al prójimo. Nos enseña a estar pendiente de las necesidades de los demás, a salir de nuestro egoísmo, a desprendernos no sólo de nuestras cosas materiales, sino también de nuestra persona y de nuestro tiempo.
La Navidad es un tiempo propicio para imitar a San Nicolás en sus virtudes. Cada año, parece como si el espíritu de Nicolás efectivamente viniera a la tierra y se introdujera a todas las casas de manera misteriosa (tal vez, por la chimenea) influyendo en todas las personas, que en esta época se muestran más dispuestos que nunca a dar regalos, a desprenderse de lo propio y a ayudar a los demás. Seguramente, San Nicolás ha de sonreír desde el Cielo, al ver cómo la gente se vuelve generosa y desinteresada, ocultando su identidad detrás de la imagen exagerada y graciosa de él mismo.
Debemos vivir las tradiciones y costumbres navideñas con el significado interior y no sólo el exterior para preparar nuestro corazón para el nacimiento de Jesús.
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