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lunes, 25 de noviembre de 2013

¿QUÉ ES EL ADVIENTO?


¿QUÉ ES EL ADVIENTO?


1) EL ADVIENTO
SIGNIFICADO Y CONTENIDO

Adviento significa venida. Este tiempo nos prepara para la venida del Señor. La venida de Cristo al mundo se realiza en un triple plan:

PASADO: venida histórica a Palestina,

PRESENTE: venida sacramental, hoy,

FUTURO: venida gloriosa al fin del mundo.


Cristo está viniendo hoy y aquí, a nosotros, dentro de nosotros. Nos está haciendo concorpóreos suyos, solidarios de su persona y de su misterio redentor. Mediante el don de su palabra y de la Eucaristía, Cristo se graba en nosotros. Nos hace su cuerpo. Su venida gloriosa al final de los tiempos no será otra cosa que la revelación de las venidas que ahora realiza en nosotros. Hay continuidad real entre su venida actual y su venida gloriosa. Exactamente igual como la semilla se prolonga en el fruto. Esta es la verdad de fe más grandiosa. Quien quiera encontrarse con el Cristo viviente, debe penetrar en el misterio de su presencia, a través de la liturgia. Es necesario que el cristiano tenga mirada interior. El adviento es radicalmente cercanía y presencia del Señor.


 LOS GRANDES TESTIGOS DEL ADVIENTO

Son tres: El profeta Isaías, Juan el Bautista y la Virgen María.

Isaías anuncia cómo será el Mesías que vendrá. Sacude la conciencia del pueblo para crear en él actitud de espera. Exige pureza de corazón.

Juan el Bautista señala quién es el Mesías, que ya ha venido. Él mismo es modelo de austeridad y de ardiente espera.

María es la figura clave del adviento. En ella culmina la espera de Israel. Es la más fiel acogedora de la palabra hecha carne. La recibe en su seno y en su corazón. Ella le prestó su vida y su sangre. María es Jesús comenzado. Ella hizo posible la primera navidad y es modelo y cauce para todas las venidas de Dios a los hombres. María, por su fidelidad, es tipo y madre de la Iglesia.



LAS ACTITUDES FUNDAMENTALES DEL ADVIENTO

1. Actitud de espera. El mundo necesita de Dios. La humanidad está desencantada y desamparada. Las aspiraciones modernas de paz y de dicha, de unidad, de comunidad, son terreno preparado para la buena nueva. El adviento nos ayuda a comprender mejor el corazón del hombre y su tendencia insaciable de felicidad.

2. El retorno a Dios. La experiencia de frustración, de contingencia, de ambigüedad, de cautividad, de pérdida de la libertad exterior e interior de los hombres de hoy, puede suscitar la sed de Dios, y la necesidad de «subir a Jerusalén» como lugar de la morada de Dios, según los salmos de este tiempo. La infidelidad a Dios destruye al pueblo. Su fidelidad hace su verdadera historia e identidad. El adviento nos ayuda a conocer mejor a Dios y su amor al mundo. Nos da conocimiento interno de Cristo, que siendo rico por nosotros se hace pobre.

3. La conversión. Con Cristo, el reino está cerca dentro de nosotros. La voz del Bautista es el clamor del adviento: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios ... » (Is 40,3-5). El adviento nos enseña a hacernos presentes en la historia de la salvación de los ambientes, a entender el amor como salida de nosotros mismos y la solidaridad plena con los que sufren.

4. Jesús es el Mesías. Será el liberador del hombre entero. Luchará contra todo el mal y lo vencerá no por la violencia, sino por el camino de una victimación de amor. La salvación pasa por el encuentro personal con Cristo.

5. Gozo y alegría. El reino de Cristo no es sólo algo social y externo, sino interior y profundo. La venida del Mesías constituye el anuncio del gran gozo para el pueblo, de una alegría que conmueve hasta los mismos cielos cuando el pecador se arrepiente. El adviento nos enseña a conocer que Cristo, y su pascua, es la fiesta segura y definitiva de la nueva humanidad.

viernes, 22 de noviembre de 2013

MEDITACIONES PARA CADA DÍA DE ADVIENTO





MEDITACIONES DIARIAS DE ADVIENTO
Fuente: Web Católica de Javier

A continuación, se muestra una breve reflexión para cada día de Adviento. Te servirán para preparar tu pesebre espiritual para cuando nazca el Niño Jesús. Por cada pequeño sacrificio que realices durante Adviento, añade una pajita al pesebre del Niño Jesús. Cuantos más pequeños sacrificios realices, más mullidito encontrará tu pesebre el Niño Jesús cuando nazca.

Enciende la primera de las cuatro velas de la corona de Adviento. 

2 de Diciembre 
Reza un Avemaría para que la Virgen te ayude a preparar tu corazón para recibir a Jesús en la Sagrada Comunión en este primer domingo de Adviento.

- Virgen María, ayúdame para que pueda recibir dignamente a Jesús.

3 de Diciembre
Reza un padrenuestro para pedirle a Dios que prepares bien la venida del Niño Jesús durante este Adviento.

- Jesús, me comprometo a dedicar un rato cada día de Adviento para meditar tu venida.

4 de Diciembre
Reza al menos una decena del Rosario en honor a la Virgen y dedícalo a una intención.

Virgen María, te rezo esta decena del Rosario por la intención ...
 (se indica la intención)

5 de Diciembre
Saca las figuras del Belén y todas las piezas complementarias. Haz una lista ordenada de todo lo que vas a montar. Reza un padrenuestro por los que no creen.

- Jesús, te pido por los que no creen, para que algún día cambien.


6 de Diciembre - Establo
A menudo durante el día, entrega tu corazón al Niño Jesús y pídele que haga en él su morada. 
- Querido Jesús, toma mi corazón y hazlo manso y puro.


7 de Diciembre - Tejado
Mira si el tejado del establo se encuentra en buen estado, para que el Niño Jesús esté protegido de la lluvia y la nieve. Harás esto evitando cuidadosamente cualquier pecado contra la caridad. 
- Jesús, enséñame a amar a mi prójimo como a mí mismo.

8 de Diciembre - Grietas
Cubre cuidadosamente todas las grietas en las paredes del granero, para que no entre el viento ni el frío. Guarda tus sentidos contra las tentaciones, especialmente contra las conversaciones pecaminosas. 
- Jesús, enséñame a mantener las tentaciones fuera de mi corazón.

9 de Diciembre - Telarañas
Limpia las telarañas de tu pesebre espiritual. Tira de tu corazón todo deseo desordenado de ser alabado. 
- Jesús mío, quiero complacerte en todo lo que haga en el día de hoy.



Enciende la segunda vela de Adviento.

10 de de Diciembre - Valla
Construye una valla alrededor del pesebre de tu corazón, manteniendo una vigilancia, especialmente en la oración. 
- Jesús mío, quiero verte, especialmente en los que necesitan de mí.

11 de Diciembre - Manta suave
Proporciona también una manta suave a su cuna, superando todos los sentimientos de orgullo, ira o envidia. 
- Jesús, enséñame a conocer y corregir mis mayores pecados.

12 de Diciembre - Paja
Proporciona paja a la cuna del pesebre de la siguiente forma: por cada pequeño sacrificio que vayas realizando, añade una paja al pesebre. Los niños pueden, por ejemplo, privarse de comer golosinas en algún momento , no quejarse,  prestar o regalar un juguete, obedecer, etc. Los mayores pueden, por ejemplo, hablar sólo lo necesario, realizar sus tareas de forma diligente, no fumar un día, privarse de dulces o del café, etc.)

- Querido Jesús, que sufriste tanto por mí, quiero sufrir por tu amor.

13 de Diciembre - Pesebre
Obtén el más cálido espacio en tu corazón, para pesebre de Jesús. Reza el rosario aunque sea una decena cada día solamente.
- María, usa mis actos de amor para preparar mi corazón al recibir a Jesús en la Sagrada Comunión.

14 de Diciembre - Pañales
Prepáralos para el Divino Niño, orando cada día de manera tranquila y con el corazón.
- Jesús, haz que te ame cada vez más.

15 de Diciembre - Abrigo
Proporciona a su cuna un abrigo suave y cálido.  Evita los enojos y las discusiones. Sé amable y paciente con todos. 
- Jesús, ayúdame a ser manso y humilde como tú.

16 de Diciembre - Combustible
Lleva el combustible al pesebre de Jesús. Acomoda tu voluntad a la voluntad de Dios y acepta en paz lo que no se puede cambiar.
- Jesús, que yo haga tu voluntad en todas las cosas.



Enciende la tercera vela de Adviento.

17 de Diciembre - Agua
Trae agua fresca y limpia para el pesebre.  Evita la mentira y habla con sinceridad.
- Querida María, obtenme la verdadera contrición de mis pecados.


18 de Diciembre - Alimentos
Trae alimentos para el pesebre. 
Prívate de algunos de los alimentos que te gustan pero que dañan tu salud.
- Jesús, sed mi fuerza y mi comida.

19 de Diciembre - Luz
Procura que el lugar tenga suficiente luz. 
Sé limpio y ordenado en tu persona y en tu hogar.
- Jesús, sed vida y luz de mi alma.


20 de Diciembre - Fuego
Trata de tener el pesebre de tu corazón cálido y acogedor. Agradece a Dios por el amor que Él nos mostró al hacerse hombre. 
Sé agradecido con tus padres y familiares. 
- Jesús, ¿cómo puedo ser agradecido para contigo?


21 de Diciembre - Buey
Lleva el buey al pesebre. 
Obedece y respeta a tus superiores. Lleva una disciplina adecuada y sé diligente.
- Obedeceré por tu amor, Jesús y seré disciplicinado y diligente.


22 de Diciembre - Mula
Lleva la mula al pesebre. 
Ofrece al Divino Niño todos tus trabajos y hazlo con amor. 
- Jesús, acepta mi servicio de amor por aquellos que no te aman.


23 de Diciembre - Regalos
Reúne algunos regalos para el Niño Dios y su Madre, obsequiando lo que está de más en tu vida a quienes lo necesitan. 
- Ven, Jesús, acepta mis regalos y toma posesión de mi corazón.

Enciende la cuarta vela de Adviento.

 


24 de Diciembre - Nochebuena
 Corderos
Procura traer algunos corderos, mansos y humildes de corazón. Ejercítate en la humildad y la paciencia cuando sea necesario.
- Jesús, haz mi corazón como el tuyo.

- Pastores
Invita a los pastores para rendir homenaje a nuestro Rey. Imita su vigilancia y medita la idea de que la Navidad es importante porque Jesús nacerá de nuevo en ti. 
- Jesús, enséñame a amarte sobre todas las cosas.

- Llave
Proporciona una llave al establo, para mantener fuera a los ladrones. 
Quita de tu corazón los malos pensamientos o temores por falta de fe. 
- Querido Jesús, cierra mi corazón a todo lo que te pueda herir.

- Ángeles
Convida a los ángeles a adorar a Dios contigo. 
Obedece cuidadosamente a las inspiraciones de tu ángel de la guarda. 
- Santo Ángel de la Guarda, no permitas que olvide que estás conmigo.

- San José
Acompaña el dolor de San José, a quien le cierran las puertas. Aprende de su silencio y paciencia para soportar las decepciones y rechazos. 
- San José, ayúdame a prepararme para una feliz y santa Navidad.





viernes, 8 de noviembre de 2013

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA EN EL TIEMPO DE ADVIENTO


ORACIÓN A LA
 VIRGEN MARÍA EN ADVIENTO

¡Y qué cortos y qué largos se hicieron los nueve meses! Largos para mi cabeza, para el corazón muy breves. Estaba dentro de mí y aunque a Él no le sentía, sentía cómo mi sangre al rozarle sonreía.

Nadie notó en Nazaret lo que estaba sucediendo: que teníamos dos cielos, uno arriba, otro creciendo. ¡Qué envidia me tuvo el cielo durante los nueve meses! El albergó al Dios eterno. Yo tenía al Dios creciente. ¡Qué fácil le fue todo al buen Gabriel! Vino, dio su mensaje y se fue. Se fue sin aclararme nada de nada, y dejó mil preguntas en mis entrañas. ¿Y quién me las responde si miro al cielo? ¿Este Dios que llevo dentro? ¿Dios está en el cielo? ¿El cielo está en Dios? Y yo por los montes llevando a los dos.

Si estaba hecho de carne ¿era carne de cristal? Y Yo pisaba con miedo, no se me fuera a quebrar. Cuando yo respiraba respiraba Él; cuando yo bebía, bebía también el autor del aire, 
del agua y la sed. 

¿Y cómo podría ser Dios tan sencillo si dentro de mí pesaba poco más que un cantarillo? Yo acariciaba mi seno para tocarle, porque Él estaba allí al tiempo que en todas partes. 

¡Qué fácil le fue todo al buen Gabriel! Dijo que es Dios y es hombre, dijo que es hijo y rey...
Ay en lo demás, Señor, puse la fe.

Si yo no hubiera podido engendrar sin ser mujer ¿por qué los hombres desprecian lo más que se puede ser? Los niños de Nazaret corren y saltan conmigo: son como abejas que buscan miel en el rosal florido.

Cuando yo me alimento, Dios de mi vida, ¿sostengo yo tu sangre o Tú la mía? Cuando miro en la fuente el agua clara, pienso que son tus ojos que se adelantan.

No sé qué dijo el ángel de un dolor y una cruz. Sé que en la noche sangro temiendo que seas Tú. Si yo he sido pobre Tú lo serás más. Porque Dios es pobre si es Dios de verdad. 

Las mujeres con envidia contemplan mi gravidez y no saben que soy madre más que de carne, de fe. Cada noche miro al cielo y recuento las estrellas. Falta una y yo lo sé.
¡Pero qué ganas de verla!

José mira y me dice: ¿Cómo estás? ¿Cómo está Él? Le respondo: Yo esperando y Él ardiendo a todo arder. Antes de que Tú vinieras yo vivía en oración. Ahora ya ¿para qué si somos uno, los dos? Cuando llevo hasta mi boca el tierno pan recién hecho, me parece que comulgo la carne que llevo dentro. Esclava soy, esclava fui, pero mis cadenas yo no las rompí: me las dieron rotas cuando nací.

Cuando escucho cómo saltas de gozo dentro de mí, pienso: ¿En un mundo tan triste le dejarán ser feliz? ¿Y Tú, pequeño mío, cómo vas a poder liberar a este mundo que esclavo quiere ser?

Temo que no será fácil, mi amor, que no será fácil ser Salvador. Con mi  “sí” se abrió Dios mismo, y con su “sí”, mis entrañas, y con un “sí” de los dos se abrió el reino de las almas. 

Lo creo y no me lo creo, no me lo puedo creer, pues sé que Él es más que un hombre siendo sólo yo mujer. Si dicen que fe es no ver las cosas con la mirada, yo sé que no he visto a nadie cuando Él llegó a mis entrañas.
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