domingo, 6 de julio de 2014

AMIGOS...


Amigos


            Quizás Dios quiere que conozcamos unas pocas personas equivocadas antes de conocer a la correcta, sepamos cómo estar agradecidos por ese regalo.

           Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero muchas veces miramos tanto la puerta cerrada que no vemos la que ha sido abierta para nosotros.

          El mejor tipo de amigo es aquel con quien te puedes sentar en el patio y columpiarte con él, sin decir una palabra, y después irte sintiendo como si hubiera sido la mejor conversación que jamás tuviste.

          Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos qué nos está faltando hasta que llega.

          ¡Darle a alguien todo tu amor es garantía de que te amará de vuelta!  No esperes amor a cambio, sólo espera a que crezca en su corazón, pero si no lo hace, alégrate de que creció en el tuyo.

          Toma sólo un minuto hacer el amor con alguien, una hora para que te guste, y un día para enamorarse.  Pero toma toda una vida olvidar a alguien.

          No te fijes en la pinta, te puede decepcionar. No te fijes en la riqueza, incluso eso se desvanece.  Fíjate en alguien que te haga sonreír porque se necesita sólo una sonrisa para hacer que un día oscuro parezca claro.  Encuentra al que hace sonreír a tu corazón.

          Hay momentos en la vida en que extrañas tanto a alguien que tan sólo quieres tomarlo de sus sueños y ¡abrazarlo de verdad!  Sueña lo que tú quieres soñar; anda donde tú quieras ir; sé lo que tú quieres ser, porque sólo tienes una vida y una oportunidad para hacer todas las cosas que quieres hacer.

         Que tengas suficiente felicidad que te haga dulce, suficientes pruebas que te hagan fuerte, suficiente esperanza que te haga feliz.  Ponte siempre en los zapatos del otro.  Si sientes que te duele probablemente también le duele a la otra persona.

         La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo; ellos tan sólo saben sacar lo mejor de todo lo que se les presenta en el camino.  La felicidad está con aquellos que lloran, aquellos que están dolidos, aquellos que han buscado, y aquellos que han intentado, porque sólo ellos pueden apreciar la importancia de aquella gente que ha tocado sus vidas.

        El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y termina con una lágrima.

        No puedes ir bien en la vida hasta que dejas ir tus fracasos y tus penas pasadas del corazón.

        Cuando naciste estabas llorando y todos alrededor tuyo sonreían.  Vive tu vida para que cuando mueras, tú seas el que esté sonriendo y todos alrededor tuyo estén llorando.

sábado, 5 de julio de 2014

MARCOS DE FOTOS FLOREADOS


























IMÁGENES DE FLORES EN SCRAP




















LA VIRGEN DEL CARMEN MADRE DE TODOS



Autor: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: Catholic.net
La Virgen del Carmen Madre de todos
Llevar el Escapulario de la Virgen del Carmen es ponerse, como ella, un vestido nuevo, el ropaje de la fe, de la alegría...



Muchas son las advocaciones con las que invocamos a María. La Virgen del Carmen ha sido una de las devociones más populares durante setecientos años. Muchos cristianos se han sentido protegidos por María con el Escapulario. El escapulario es un signo especial de la protección de María, madre y hermana nuestra. El Escapulario del Carmen nos compromete a vivir como María, a ser personas orantes, a estar abiertos a Dios y a las necesidades de los hermanos.

María fue la favorecida de Dios, la "llena de gracia". Sabía que el Señor estaba con ella, sentía su presencia. Dios se había fijado en su humildad y cuidaba de ella. Estaba arropada por la fuerza de Dios. No podía temer a nada ni a nadie. María conocía el corazón de Dios, sabía de su infinita misericordia. Por eso, lo alababa y adoraba. Vivía de Dios, con Dios y para Dios.

Concibió y dio a luz a su hijo, "el Hijo del Altísimo" a quien puso por nombre Jesús, Salvador de cada pueblo y de todos aquellos que creen en él. En su vientre había llevado a Jesús y facilitó que estuviera en su corazón durante toda su vida.

María fue una mujer sencilla. Se ubicó entre los socialmente considerados inferiores, entre los que no tienen ni voz ni voto. Todos los necesitados tenían cabida en su corazón. Sin demora ni tardanza se puso en camino para atender a su pariente Isabel, para llevarle al Dios de la vida, para asistirla y ayudarla.

María tiene muchos títulos. Entre todos ellos, todos hermosos y grandes, sobresale el de ser Madre de Cristo y Madre nuestra. María es Madre de la Iglesia. Como dice Pablo, sufre por ella dolores de parto hasta ver a Cristo formado en cada uno de los creyentes. Ella cuida de sus hijos, como buena madre, durante la vida y en la hora de la muerte. Ella ayuda a caminar con Jesús y a esperar hasta el final.

María estuvo junto a su hijo en todos los momentos de su vida. En las alegrías y, sobre todo, en el momento de la cruz. Lo acompañó hasta la tragedia final del Calvario. Ella, la Dolorosa, también está cercana a nuestras penas y sufrimientos cotidianos. Los pobres, los enfermos, los que sufren, alcanzan de María la fuerza y ayuda para sobrellevar con fe una vida plagada de dificultades.

La historia y la leyenda nos han mostrado a la Virgen del Escapulario siempre cercana a todos aquellos que, viviendo momentos difíciles y amargos, han acudido a ella pidiendo su protección.

Llevar el Escapulario de la Virgen del Carmen es ponerse, como ella, un vestido nuevo, el ropaje de la fe, de la alegría...

Sí, hemos sido revestidos de Cristo y, como María, debemos permanecer fieles a Dios hasta el final.
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